El Movimiento Litúrgico y el Vaticano II
b) Formación litúrgica
Todo lo dicho en el punto anterior necesita ser descubierto y conocido, necesita de la formación para poder participar activamente en la liturgia. Es decir, esto no ocurrirá si «antes los pastores y fieles no se imbuyen totalmente en el espíritu y la fuerza de la liturgia» (SC 14).
Como consecuencia de ello, el Concilio aborda la formación (SC 15). La formación litúrgica ha de comprender la teología, la historia, la pastoral, la espiritualidad y el derecho de la liturgia (SC 16).
Ahora bien, esta formación no es sólo conocimiento y ciencia, necesita experiencia o, como lo llama el concilio, se necesita «iniciación» de tal forma que la vida esté totalmente informada de espíritu litúrgico (SC 17).
c) La Palabra de Dios.
Desde los primeros números, la constitución afirma que la Iglesia, desde el comienzo, ha hecho presente la salvación leyendo en la Escritura cuanto se refiere a Cristo (SC 6). Afirma también la presencia de Cristo en la Palabra (SC 7 y 33).
Esta presencia salvadora de la Palabra no se yuxtapone a la presencia salvadora que obra en el sacramento, sino que están «tan íntimamente unidas entre sí que forman un acto de culto» (SC 56).
Como consecuencia de ello, expuso unas normas: enriquecer el Leccionario, recuperar la homilía y fomentar las celebraciones de la Palabra (SC 35, &1; 35, &2; 35, &4; 51 y 52).
3. Vacíos de la constitución
Llamamos vacíos a puntos que no han sido tratados con la amplitud que se merecen, puntos que tenían que haber sido analizados con más detenimiento. Puntos que hoy día se han profundizado más, como es natural.
He aquí tres.
• El sacerdocio de los fieles. Aunque la constitución gira en torno a la participación de los fieles en la liturgia, no desarrolla el fundamento de esa participación: el sacerdocio de los fieles. Sólo alude a ella (SC 14). Lo ampliará la LG 11.
• El año litúrgico. Se presenta el domingo como el día del Señor y como el eje del año litúrgico (SC 102. 106). Pero sobre la presencia de los misterios de la vida de Cristo en las celebraciones se afirma poca cosa. Por otra parte, los tiempos fuertes, exceptuando la cuaresma, apenas son tomados en consideración (SC 109-110).
• La música. No se dio el relieve que tiene la música como acción y actividad simbólica fundamental en la liturgia. Se dice bien poco sobre lo que se debe cantar en las celebraciones. Enuncia el principio y poco más (SC 112). Pablo VI afirmaba que el tema del canto requiere un amplia reflexión. Muchas veces se monta «otra liturgia» con los cantos sobre la liturgia. El ejemplo más claro es el de las bodas. ¿Qué tendrán que ver las marchas de Mendelsson y la nupcial con el sentido del matrimonio cristiano y con los textos?