Martes de la XXII Semana Ordinaria

1 Tes 5, 1-6. 9-11

El pensamiento de la segunda venida de Cristo era más importante para los cristianos primitivos que para nosotros.  Los tesalonicenses ansiaban saber el día y la hora precisos de la venida del Señor, para estar bien preparados. 

Da la impresión de que ellos imaginaban que, si sabían la hora de la venida de Cristo, podían dedicarse a otras cosas o sencillamente desperdiciar el tiempo hasta pocos días antes de la venida del Señor.  Podemos compararlos con las personas que sabiendo que la Navidad es el 25 de diciembre, empiezan sus compras a toda carrera en el último minuto.

Pablo les enseña que sencillamente no sabemos cuándo será la segunda venida de Cristo: el objeto de esta comparación consiste en recalcar lo imprevisible, no el temor.  Cristo no vendrá a robarnos nada, sino todo lo contrario.  Y en la misma forma en que no sabemos cuándo nos asaltará el ladrón, así tampoco sabemos cuándo volverá Cristo.

En nuestros días probablemente ya no pensamos mucho sobre esta segunda venida del Señor.  La Iglesia nos enseña de modo indirecto cuál ha de ser nuestra actitud, en una oración que forma parte de todas las misas: «Líbranos, Señor, de todos los males…”

Lc 4, 31-37

Una de las estrategias más astutas del demonio, y que usa con gran habilidad sobre todo en nuestros días, es hacernos creer que no existe. Hoy se busca explicar muchos de los efectos que el demonio produce en el hombre por medio de la Psicología y otras ciencias afines.

Sin embargo el demonio es una realidad que atenta contra nuestra vida eterna y contra nuestra felicidad. El juego de la uija, la lectura de las cartas, consultar adivinos, poner nuestra confianza en el horóscopo, no son juegos; abren la puerta para que Satanás pueda operar con mayor facilidad en la vida del hombre y destruirlo.

No abramos nuestras puertas a lo que puede destruir nuestra felicidad en esta vida y en la otra. Dirige tu vida a Dios y el te dará la felicidad que estas buscando.

Solo Él tiene la Vida. Ora, lee la Sagrada Escritura, busca vivir en gracia y serás feliz.