Sábado de la IV Semana del Tiempo Ordinario

Marcos 6, 30-34

Jesús se presenta en este evangelio como un hombre incansable de predicar a su Padre, como autor de innumerables milagros, como sabio, maestro y pastor. Sin embargo todo esto nos da una visión limitada de lo que realmente es Cristo.

En la historia ha habido muchos “líderes sociales”, pero Jesús hace una diferencia, tiene un rostro que le diferencia de los demás y es la misión que le viene dada de su Padre. Es tan absorbente su misión que no tiene tiempo ni para comer. Y en medio de sus planes y su cansancio también busca momentos de reposo con los suyos, con los apóstoles que continuarán la misión que recibió del Padre.

Cada uno de nosotros tiene su propia misión en este mundo. Nuestra vida familiar, el colegio, la universidad, el trabajo serán muy distintos si vivimos con mayor coherencia aquello que predicamos. Cristo fue coherente con su misión pero pagó esta coherencia con la traición y la muerte. A nosotros tal vez no nos suceda lo mismo, pero podemos seguir el ejemplo de Cristo con coraje y valentía.

Sábado de la IV Semana del Tiempo Ordinario

Mc 6, 30-34

Ante una sociedad que afanosamente reclama orientación, es urgente que todos los cristianos nos unamos bajo un mismo Pastor, el Buen Pastor. Porque la primera orientación que Cristo ofrece a los hombres es precisamente la unidad en la verdad y en la caridad.

Siendo muchos los siglos en que las divisiones han prevalecido, los pasos en el camino hacia la unión plena (campo de la doctrina dogmática y moral) son lentos y progresivos. No debe extrañarnos. Los expertos y responsables de las Iglesias irán, con la ayuda de Dios, deslindando los diversos temas y ofreciendo las soluciones más correspondientes al designio de Dios.

Nosotros fijémonos en que, si es mucho lo que nos divide, es mucho más lo que nos une. Promovamos con nuestra palabra y con nuestra vida la unidad en la verdad, pero por igual y mucho más la unidad en el amor hacia todos los cristianos, en el respeto hacia los miembros de otras Iglesias, en la colaboración para fomentar y defender los fundamentales valores humanos y cristianos…

Que en esta labor unitaria nos guíe siempre Cristo Pastor, el único Pastor de todos. Unidos bajo un mismo Pastor podremos más fácilmente y con mayor eficacia ser verdaderos guías para nuestra sociedad.