LITURGIA

Situación de la liturgia en el post concilio

La mayor parte de los sacerdotes y fieles acogieron la liturgia del Vaticano II con expectación. En el post-concilio se han mejorado considerablemente las celebraciones. Tal vez, exista hoy día algo de desencanto en esa mayoría silenciosa. Pero, desde los comienzos del post-concilio, se hicieron notar dos minorías: una, involucionista aferrada al latín y al misal de Pío V y otra, progresista, aferrada a sus invenciones. Unos y otros pueden erosionar la unidad.

En el ambiente creado por la minoría involucionista se decía «que nos dejen rezar en la Iglesia». Era la revancha del individualismo pietista y la denuncia del colectivismo y activismo litúrgicos.

En la minoría progresista se ha extendido el hecho de omitir y cambiar ritos y textos considerados, con ligereza, sin importancia o desfasados. Se ha llegado incluso a sustituir la Palabra de Dios por otra «más actual».

Hay liturgistas, teólogos y personas que reflexionan desde la base y consideran la renovación acertada o desacertada. Acertada por la riqueza bíblica y eucológica (Eucología: Del griego euché = plegaria. La eucología es el conjunto de las oraciones.); por el esfuerzo de aproximación de la liturgia a los fieles; por la lengua vernácula; por el sentido eclesial y comunitario, por haber revalorizado la Palabra y por la orientación histórico-salvífica que se ha dado a la liturgia. Se necesita tiempo para asimilar esta liturgia. 

Para los involucionistas es desacertada porque no destaca el sentido sacrificial de la Eucaristía; por la ambigüedad sobre la transubstanciación; porque ha descendido el culto a Cristo en el sagrario; ha bajado la devoción a María y a los santos. 

Para los progresistas también ha sido desacertada porque es excesivamente sacral, inadaptada, intemporal, lejana a nuestra cultura. Dicen que esta liturgia «no ha entrado» y por eso, montan otra liturgia con cantos, homilías, signos, oraciones de los fieles y moniciones.

4. Corrientes de opinión

Esta situación dio lugar a corrientes de opinión (Dejamos a un lado la minoría involucionista por carecer de futuro. Sus acusaciones, aunque tengan alguna base, son unilaterales e injustas. Unilaterales, porque ignoran los logros de la liturgia post-conciliar. Injustas, porque se cargan la liturgia del Vaticano II a causa de una parcial puesta en práctica.), nacidas de la teología litúrgica, para continuar o cambiar el rumbo emprendido. Veamos algunas.

a) La desacralización.

En los primeros años post-conciliares se planteó con agresividad el binomio sagrado-profano. Se abogaba por una liturgia secular, que destacara la dimensión política de la salvación cristiana. Se reclamaban nuevos signos. Estas corrientes han continuado su curso hasta nuestros días, aunque con menos violencia.

SÍNTESIS O CAMINOS DE ENCUENTRO: La desacralización, buena en cuanto poda de elementos supersticiosos, es perniciosa si es radical. Es bueno y acertado el destacar la dimensión política de la existencia cristiana, pero también hay peligro de manipulación. El deseo de nuevos símbolos o signos demuestra muchas veces el desarraigo de la historia del Pueblo de Dios, del que han nacido la mayor parte de los símbolos litúrgicos.

b) Fe y sacramento.

Se opusieron los dos términos. Lo mismo, los términos de evangelización y sacramentalización. Y así, por la exigencia de la fe se cuestionó el bautismo de niños y el sacramento del matrimonio.

SÍNTESIS: Fe y sacramento no sólo se relacionan sino que se implican. No hay fe sin celebración sacramental, ni celebración sacramental sin fe. En cuanto a la sacramentalización, hay que poner todos los medios y con seriedad para su celebración. Hay que renovar la pastoral sacramental. Pero no se pueden oponer ambos términos.

c) Celebraciones festivas.

Surgió este término como reacción a las celebraciones didácticas, moralizantes de uno u otro signo y al culto rutinario. El cristiano de la ciudad necesita de la fiesta. Se ha querido devolver al culto la fantasía simbólica y el gozo lúdico. Esto se ha expresado en la música, en el canto e, incluso, en la danza.

SÍNTESIS: Es verdad que a la liturgia renovada del Vaticano II le falta la fuerza del simbolismo. Es claro el desequilibrio entre el oír, el decir y el ver y el hacer. La acusación dé verbalismo está justificada. Ahora bien, esto no autoriza a convertir la liturgia en un festival. La categoría de fiesta es incompleta para designar lo trágico y gozoso del misterio pascual.

d) Adaptación litúrgica.

La traducción ha exigido la adaptación de los textos a la estructura y a la mentalidad de las nuevas lenguas litúrgicas. De la adaptación se ha pasado a la creación de nuevos textos. y ritos. Esta tendencia se arraiga en la revalorización teológica de las Iglesias locales.

SÍNTESIS: La adaptación viene exigida por la necesaria inculturación del misterio de Cristo. Ahora bien, en el camino de la adaptación se han dado posturas distintas: unos han traducido pero no han adaptado; otros han traducido, adaptado, transformado y subjetivizado los textos contra el sentido objetivo de la liturgia. En las adaptaciones se han de tener en cuenta las peculiaridades de los pueblos concretos y las del pueblo de Dios, que las transciende.

e) Liturgia y ciencias humanas.

Acusación: La liturgia del Vaticano II ha tomado en cuenta la antropología humana. Esto hace replantear el culto desde la antropología, el análisis lingüístico, la psicología y la sociología. Pero, al elaborar los nuevos libros litúrgicos, no se han tenido en cuenta. Se levantó la casa sin contar con los moradores.

SÍNTESIS: En las ciencias humanas se abre un nuevo campo aún sin roturar para la teología litúrgica. Es verdad que la experiencia litúrgica depende de las condiciones que detectan las ciencias del hombre. Pero, también es cierto que las transciende. De todos modos, no se han vislumbrado los caminos y las exigencias que la teología de la oración abre al comportamiento litúrgico.

f) Los movimientos de oración.

Se han multiplicado estos últimos años. Desde los pentecostales hasta los más sencillos grupos de oración. Casi todos ellos pecan de individualismo y subjetivismo.

SÍNTESIS: La oración favorece la interioridad y, por eso, puede disponer a la liturgia. Pero también pueden suplantarla o falsearla, por el individualismo interiorista y las formas inmaduras. La presencia de la Palabra debe «salvar» la oración personal.

g) Creatividad litúrgica.

Las exigencias de las corrientes citadas anteriormente han desencadenado el fenómeno de la creatividad litúrgica. Tiene diversos grados: desde recrear la liturgia hasta inventar el acto religioso, pasando por la adaptación de textos y ritos.

SÍNTESIS: Con frecuencia se ha llamado creatividad a toda innovación, afortunada o desafortunada. La historia de la liturgia nos ha enseñado la necesidad vital de la creatividad y también sus consecuencias funestas. La liturgia del Vaticano II ha sido moderadamente creativa. Si hay vida hay creatividad; si hay participación viva en la liturgia habrá creatividad. Pero cualquiera no puede adjudicarse la patente de creador, ni ensayar su presunta creatividad en la celebración. Antes, hay que contar con la Iglesia y la comunitaria.


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