TEMA Nº 11: LA FIESTA JUDÍA DE LA PASCUA
Objetivo: Aumentar en el grupo la alegría de sentirse liberados por Dios y la necesidad de darle gracias por ello en la Eucaristía.
Ideas principales:
· En la Pascua celebra Israel que Dios le sacó de la esclavitud, le hizo nacer como pueblo y le dio una tierra propia con abundantes dones.
· Conmemora también el gozo por seguir al Dios de la libertad. Así cada familia renueva, transmite y comparte la fe en el Señor.
· Cada símbolo aporta al rito pascual su significado para que la comunidad experimente que la acción salvadora de Dios se hace actualidad en ella.
· En la Ultima Cena Jesús da nuevo sentido a este rito. Desde entonces la comunidad celebra en la Eucaristía la nueva Pascua compartiendo la fe en el Resucitado y las primicias del Reino.
· Israel da gracias al ser consciente de recibir más de lo que merece. Mientras no valoremos la Buena Noticia de Jesús, no encontraremos el verdadero sentido de la Eucaristía.
RESUMEN DE LAS IDEAS PRINCIPALES
Los significados de agradecimiento por los dones recibidos, liberación y renovación de la fe, celebrados comunitariamente como frutos de la acción de Dios en la Historia son comunes a la Pascua y a la Eucaristía.
Así como Israel celebró el paso de ser esclavos a ser una nación dueña de una tierra. La Iglesia celebra la derrota de la muerte y las primicias de la herencia del Reino que Jesús nos consiguió.
DESARROLLO DE LA CATEQUESIS
Primer paso: EXPERIENCIA HUMANA
Ahora se tiene tan exagerado sentido de los propios «derechos» y «méritos» (ej. los adolescentes) que apenas hay sitio para la gratitud.
Pueden comentarse ejemplos y opiniones que nos lleven a plantear si también hemos perdido el sentido de agradecimiento a Dios. Si el «gracias a Dios» ha pasado a ser una frase hecha en vez de la visión cotidiana de la acción de Dios en la vida.
Segundo paso: DESARROLLO DE LAS IDEAS PRINCIPALES
Nota histórica sobre la Pascua
Se cita como antecedente de la Pascua el antiguo rito nómada de primavera para proteger de los malos espíritus las primeras crías de los animales. Señalaban con la sangre de un cordero las estacas de la tienda y después de asarlo comían su carne.
Al establecerse Israel en Canaán se une ese rito con la fiesta de los Acimos o panes sin levadura, celebrada por los campesinos como rito de renovación y purificación al recoger la nueva cosecha.
Estas celebraciones toman un nuevo sentido como memorial de Éxodo, ya recogido en los textos Yavistas del 950 a.C. A él responde el ritual que nos trasmiten los textos (sacerdotales) de Ex 12,1-20 y 43-50.
El carácter de la fiesta es fundamentalmente familiar, si bien la reforma de Josías (622 a.C.), en base a la tradición del Deuteronomio, acentúa su ligazón al Templo al obligar a inmolar el cordero pascual en Jerusalén. Así ocurría en tiempos de Jesús.
Después del Destierro, la Pascua pasó a ser la fiesta principal de los judíos. Se celebra en el equinoccio de la primavera (marzo – abril) unida a los siete días de la fiesta de los Acimos.
La celebración del agradecimiento y la libertad: Ex 13,3; Dt 6,10; 26,6-11.
El pueblo fiel de Israel conserva clara la experiencia de sus antepasados.
Su existencia como pueblo, todo lo que es, lo debe al Señor que actúa en la Historia en su favor. Sin El aún sería un «arameo errante» o un esclavo.
La renovación y la transmisión de la fe: Ex 12,25-27 y 44-49; Dt 6,17-25.
En la Pascua se reafirmaba la identidad del Pueblo de Dios, destinatario de la Promesa, unida al mantenimiento de la Alianza, y era en cierto sentido una renovación de ella. Por eso comían la pascua solo los circuncidados (señal de la Alianza).
Era también un momento solemne de iniciación en la fe. El banquete se inicia con la pregunta del hijo menor: ¿ Por qué padre, esta noche no es como las demás noches? A la cual el padre, que presidía la mesa familiar, contesta con una alabanza al Señor que los sacó de Egipto preservando a sus primogénitos de la muerte (Ex 1,16).
La cena Pascual: una experiencia de la vida compartida: Ex 12,8-12; Dt 16,2-4.
El símbolo de la comida en común se amplia para imitar a los antepasados que, dispuestos a aventurarse en la huida confiando en el Señor, cenaron en Egipto de prisa y a escondidas. Los panes sin levadura y la hierbas amargas de su propia vida les hacen comprender y compartir la angustia y las esperanzas de sus antepasados.
Los manjares y la copa de vino (que según costumbre oriental se hace circular entre todos varias veces, como símbolo de comunión) les hace experimentar la alegría de compartir los frutos de la Tierra de la Promesa y volverse hacia Dios en alabanza.
La Eucaristía celebración de la Nueva Pascua: 1 Cor 5,8-11; 23-27.
Los cristianos celebramos la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús, definitivo paso salvador de Dios por la Historia. La Eucaristía es el memorial que hace presente y eficaz en nosotros esa Nueva pascua, en la que el Amor manifestado en Jesús el Mesías nos libró para siempre del alejamiento de Dios al que nos lleva el pecado. En ella nos muestra la cercanía de su Reino, cuyos frutos podemos disfrutar desde ahora y para siempre sin miedo a la muerte, si aceptamos en nuestro corazón esta Nueva Alianza.
Tercer paso: NOS PREGUNTAMOS
REFLEXIÓN E INTERROGANTES
A veces es penosa y triste la impresión que producen algunas Eucaristías, que fácilmente se transforman en «misas para ser escuchadas» y que nada dicen. ¿Podéis imaginaros la celebración de la Pascua Judía, tristes como una Eucaristía nuestra? La verdad es que no.
Deberíamos preguntarnos: ¿Le damos valor de Buena Noticia a la pascua de Jesús? ¿No estamos negándonos a disfrutar de sus frutos al encerrarnos egoístamente en nosotros mismos? ¿Nos abrimos para compartir algo de nuestra vida con los que decimos tener la misma fe? ¿No insultamos a Dios pidiendo lo que nos falta sin agradecer todo lo que nos da?
Cuarto paso: TEXTO PARA LA ORACIÓN E INTERIORIZACIÓN
Plegaria Eucarística II del Ordinario de la Misa.
En verdad es justo y necesario /es nuestro deber y salvación /darte gracias Padre Santo…
Quinto paso: ORIENTACIONES PARA HABLAR CON LOS NIÑOS
Ayudarles a descubrir todo lo que Dios les da gratuitamente. Si es posible llevarlos a alguna Eucaristía en que encuentren compañeros de su edad, después de enseñarles la plegaria anterior.