1 Re 18, 20-39
Hoy nos presenta la 1ª lectura la confrontación entre Elías, el solitario profeta de Dios, y los numerosos profetas falsos del ídolo Baal, que tenía todo el apoyo oficial.
El profeta Elías reta al pueblo a seguir al verdadero Dios. «Si el Señor es el verdadero Dios, síganlo; si lo es Baal, sigan a Baal»
¿No podríamos aplicarnos a nosotros esta pregunta? El Señor lo dijo tajantemente: «No se puede servir a dos señores» y, concretamente: «A Dios y al dinero». ¿No hemos buscado, a veces, arreglos para servir a ambos?
El profeta no deja de tener unos toques de burla para sus contrincantes: «Griten más fuerte… a lo mejor su dios está dormido».
Ante la maravilla ocurrida, la conclusión es clara: “El Señor es el Dios verdadero». Si acudimos con fe al Señor, siempre se manifestará como lo que es.
Mt 5, 17-19
Jesús se nos presenta como el cumplimiento de las promesas. Lo que había sido imagen, en Él se vuelve realidad. La ley y los profetas, todo lo antiguo, encuentra en El su perfección.
Jesús habla de la importancia de los «preceptos menores»; éstos adquieren su importancia y al mismo tiempo su plena dimensión cuando son mirados a la luz del amor y cuando el amor los vivifica.
Son cosas muy diferentes la meticulosidad un tanto neurótica de los escrúpulos y del detallismo legalista, y la finura del que ama.