Celebramos la dedicación de la primera Basílica, significa “Casa del Rey”; todas las lecturas nos hablan del Templo, el Santuario de Dios que somos nosotros. Impresiona comprobar la continuidad de conceptos, elementos y realidades que envuelven nuestra vida de relación con Dios, de Camino hacia Sus promesas. Casa/Iglesia, agua/gracia, oriente/Sol de la Vida, “el agua fluía del lado derecho=Llaga del Costado de Cristo, Gracia, Misericordia; el recorrido del agua hasta el Mar muerto, hediondo y que queda saneada (la Sangre y Agua limpian los pecados, devuelven la Vida)”; por donde pasa la corriente habrá Vida, “peces abundantes” =convertidos; “la Vida prospera donde llega el Torrente”, la Gracia se ensancha en torrente caudaloso y fresco y ha de difundirse comunicando la Buena Nueva, supone la Evangelización al mundo entero. La Vida es para todos y la Iglesia habrá cumplido su misión cuando todos sean uno en el Amor, “el Cielo y tierra nuevos”. Es la imagen de la cierva que, herida, corre vertiginosamente hacia las fuentes de agua para saciar su sed. Es N.P. Sto. Domingo, el predicador de la Gracia que nos da a beber el Agua de la Sabiduría. Es el ansia, el fuego que nos arde por dentro por conocer y zambullirse en Cristo el Señor: “no daré sueño a mis ojos ni descanso a mis párpados hasta que encuentre un lugar para el Señor, una morada para el Dios de Jacob”.
Y esta Morada somos nosotros, porque Dios se ha dignado hacernos a “su imagen y semejanza”, queriendo que seamos cimientos de su Reino viviendo con sinceridad y verdad. La obra de cada cual quedará al descubierto en el Encuentro entre Dios y la verdad de cada uno.
“Sois SANTUARIO DE DIOS, el Espíritu de Dios habita en vosotros”. Impresiona la dignidad de cada hombre y la necesidad e importancia de no ´vender` el cuerpo a tanto desorden: vicios, abusos, eutanasia, aborto, manipulación… Si alguno destruye el Santuario de Dios (cuerpo) que es sagrado, Dios le destruirá a él, “ese TEMPLO SOIS VOSOTROS”.
(Dios ha dado al hombre todas las capacidades para desarrollar su ser en plenitud; pero es imprescindible respetar la Superioridad del Creador y su plan, es un “fruto prohibido” que hace barrera ante la libertad del hombre: “el celo de tu templo me devora”. La Verdad es una, el Amor tiene un solo Camino, el Bien es concreto y la raíz del Creador es el único Motor para la VIDA del hombre. Si este emplea mal su libertad… aun así Dios abre un Camino de retorno: Cristo, el Hijo que paga todas las deudas… pero sigue la libertad.)
No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre
La Pascua… Jesús sube a Jerusalén al templo, a la realidad del pueblo judío, se inserta porque su Revelación es continuidad, completamiento para la Plenitud del Reino. Pero se encuentra el panorama de la deformación de lo que tenía que ser: un mercado, un cumplimiento externo sin alma.
Sólo dos veces se le ve a Jesús airado: en este pasaje y con los fariseos y sale su ira santa, su indignación, porque aprobarlo, seguir la corriente, sería claudicar de la verdad, porque sabía bien que el horizonte de estos judíos y sus dirigentes se había deformado y acomodado al mundo que aparta de Dios: » el celo por tu Casa me devora”. ¡Esto no puede ser! Destruye las raíces, la esencia, la realidad del judaísmo y cristianismo, que es un culto bueno (aunque incompleto).
¿Señales? Todavía interpelan a Jesús, el Señor de los señores : » destruid este templo y en tres días lo levantaré » , es Su RESPUESTA , la respuesta de las respuestas, la definitiva, la que ilumina y da sentido a todo, la que vale la pena escuchar, por la que conviene orientar todo el vivir, el poseer y el dejar , porque la RESURRECCIÓN es la perla preciosa, el Tesoro escondido que se nos revela en el Señor Jesús que asume conscientemente todo lo que nos puede separar de su Cruz y de su Triunfo; asume y por eso rechaza esa comercialización de nuestra vida y de su culto para que espabilemos el oído y el corazón ante su SIGNO, que es garantía real de nuestra salvación. Así los discípulos, cuando resucitó, » se acordaron de lo que había dicho… «. En nuestra historia también hay ese momento de acordarnos y darnos cuenta de que Jesús nos lo había regalado.
¿Soy capaz de reconocer el SIGNO de la Salvación eterna que se esconde tras el desastre que vivimos detrás de nuestros tenderetes?