Lunes de la XXVII Semana Ordinaria

Gál 1, 6-12

Durante semana y media recorreremos las páginas de la carta de Pablo a la comunidad cristiana de Galacia.

Esta carta fue escrita, lo más probablemente, en Éfeso, al comienzo de la estancia de Pablo en esa ciudad.  Por lo mismo, es, anterior a la carta a los Romanos, que nos podría parecer, en algunos aspectos, ampliación de los puntos expresados en la que nos ocupa.

La situación histórica es difícil, pues hay una crisis decisiva en la Iglesia.  Pablo se enfrenta a los grupos de cristianos judaizantes, es decir, a aquellos que afirmaban la necesidad del cumplimiento de las prescripciones judías especialmente la circuncisión, para llegar a la salvación.  Además ellos atacaban a Pablo, negándole el título de apóstol, pues no había conocido personalmente a Cristo, afirmaban que no tenía la verdadera doctrina y que había sido un perseguidor.  Así lo predicaban en las distintas comunidades fundadas por Pablo en Galacia y en la actual Turquía.

Pablo reacciona muy vivamente.

Inicia su carta presentando sus títulos: «apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por mediación de Jesucristo y de Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos».  Hoy oímos mencionar la palabra «evangelio» seis veces, pues es la palabra clave en la vida cristiana.

Lc 10, 25-37

Oímos el diálogo entre Jesús y el doctor de la ley.  Jesús, orienta la atención del sabio hacia lo que él conocía muy bien: el mandato fundamental del amor, y del amor en su doble direccionalidad, hacia Dios y hacia el prójimo: «si haces eso, vivirás».

El Señor también rectifica la segunda pregunta del sabio, con otra pregunta.  El doctor de la ley había preguntado: «¿quién es mi prójimo?»  Prójimo significa cercano, el que está cercano a mí.  Después de narrarle una parábola, Jesús le pregunta: «¿Quién se portó como prójimo?»

El Señor nos guía a echar una mirada a nuestros deberes de caridad cristiana.

La parábola nos presenta a un samaritano, es decir, a alguien rechazado social y religiosamente, que salta esas barreras y actúa como un buen prójimo a diferencia de los que trabajaban en el templo -el sacerdote y el levita- de quienes se esperaría otra actuación y que, sin embargo, «pasaron de largo».

El «buen samaritano»  da su tiempo, sus cuidados, su dinero para ayudar al que había sido asaltado.

Como se ha hecho notar: «Nosotros somos los que estuvimos o no próximos a los demás.  El prójimo soy yo cuando me acerco con amor  los demás».

El sacramento del amor que estamos celebrando, nos debe llevar más y más a la realización práctica del doble mandamiento del amor o más bien del único mandamiento del amor con sus dos direccionalidades.

Lunes de la XXVII Semana Ordinaria

Lc 10,25-37

El texto de Lucas que hemos escuchado hoy, comienza señalando la verdadera intención de ese maestro de la ley. Era muy común que intentarán poner en aprietos al abordar a Jesús. Esperar y ver como era su respuesta, ¿sería un verdadero Rabí? ¿O un embaucador?

En este caso podemos apreciar la forma magistral con la que Jesús, responde. El maestro de la ley le hace la primera pregunta y se queda a la escucha. Jesús va a utilizar una metodología curiosa, (nuestro refranero también la conoce…) le responde formulando otra pregunta y se queda esperando y a la escucha de su interlocutor. Jesús afirma lo correcto de la respuesta y, con una pequeña frase: “Haz eso y vivirás”, da por concluido el dialogo.

Sin embargo, el maestro de la ley hace la pregunta, no para entender mejor, sino para ganar ventaja sobre Jesús y el resultado no pudo ser más desastroso. Jesús le remite a su propia conciencia y conocimiento de la ley. Es como si le hubiera dicho: Ahí, encontrara todo. ¿No eres tú el experto?

El maestro, actúa como un hábil interlocutor que quiere sacar puntos en el debate, de ahí, la 2ª pregunta formulada: “¿Y quién es mi prójimo? Ante esta pregunta, Jesús les narra una historia apasionante, quiere mantener la atención de sus oyentes, que esperen el desenlace final. El maestro de la ley no se imagina cuán lejos va a llevar Jesús la definición de prójimo.

Hemos escuchado la parábola, y no desearía que hoy nos distrajera la explicación de todos los personajes y del porqué actuaron de tal forma en esta historia. A veces podemos dar por buenas ciertas escusas en el actuar, intentemos no caer en ellas. Hoy, en mi situación concreta: ¿quién es nuestro prójimo?

En resumen, es toda persona que necesite nuestra ayuda, comprensión, agradecimiento y colaboración.  Quedémonos con la respuesta correcta a la última pregunta de Jesús y el envío que Él nos hace: “Vete y haz tu lo mismo”.