Los Santos Ángeles Custodios

Los santos Ángeles custodios

Hoy celebramos una fiesta que nos ayuda a recordar el cuidado bondadoso que Dios tiene de todos los hombres: es la fiesta de los santos Ángeles Custodios.

Todos recordamos las oraciones que hacíamos de niños a nuestro ángel de la guarda. Los evangelios hablan frecuentemente de los ángeles. En particular acabamos de escuchar esta afirmación de Jesús en defensa de los niños porque sus “ángeles ven continuamente el rostro de mi Padre”. En los ángeles encontramos personificada la providencia amorosa que Dios tiene de cada uno de nosotros.

En los últimos tiempos se ha puesto de moda una devoción extraña a los ángeles. Se les mira y se les trata no como seres que dependen de Dios, sino como verdaderos talismanes, o seres que actúan independientes de Dios. Se les compra con oraciones y ritos extraños. Se tiene un ángel para cada necesidad. Así, lo que era una devoción que nos acercaba al verdadero Dios y nos recordaba sus virtudes, hoy se ha tornado en un alejamiento de Dios y en un culto que no lleva al amor y al entendimiento de los hermanos, sino a una especie de idolatría.

Hoy debemos retornar a la verdadera devoción que nos lleva a sentir y a vivir el verdadero cuidado que Dios tiene de nosotros. No podemos tener fe en unos seres como si fueran amuletos para evitar los males y las enfermedades, para cambiar a nuestro arbitrio la libertad y el destino de los hombres.

La devoción a los Santos Ángeles de la Guarda nos llevará a una verdadera confianza en el Dios que nos acompaña diariamente en nuestro caminar, que guía nuestros pasos y que nos pide que asumamos nuestra responsabilidad en el cuidado de nuestro mundo.

En particular el texto de hoy nos insiste en esa dignidad y aprecio que debemos tener por el cuidado de los niños que en nuestro mundo se ven tan amenazados en todos los sentidos. Desde la pornografía y la trata de niños y niñas, hasta su educación, diaria responsabilidad que los padres han dejado en manos ajenas.

Que nuestra oración nos lleve a un verdadero compromiso y cuidado de los pequeños. Nuestra oración al Ángel de la guarda despierte en nosotros el reconocimiento al Dios que nos ama y nos cuida.

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