Jueves de la XXV semana del tiempo ordinario

Lucas 9, 7-9

¿Quién es este hombre que congrega a las multitudes, este hombre que cura a los enfermos, este hombre que nos habla de un Reino nuevo y a quien el mar y el viento obedecen? ¿Es un reformador social? ¿Un nuevo profeta? ¿Un revolucionario? ¿O el hombre más genial de todos los tiempos?

¿Cuál era la actitud de Herodes frente a Jesús? El Evangelio de hoy, nos presenta la perplejidad de Herodes ante las noticias que le llegan de Jesús.

Si san Lucas nos ha presentado, desde el inicio de su evangelio, un Mesías que viene a liberar, a dar vista a los ciegos, a proclamar buena nueva, un buen parámetro, es lo que pudieran pensar las autoridades.

Las curaciones narradas en el capítulo anterior, la tempestad calmada, la curación del endemoniado, todo nos va presentando la figura de Jesús como el verdadero Mesías que viene a hacer presente el Reino de Dios.

Herodes, que representaría la ambición y las estructuras del Imperio Romano, parece ser signo de las fuerzas opositoras y de muerte.

San Lucas, que en un momento antes, nos presentó el envío de los doce, parecería manifestarnos las fuerzas a las que tendrá que oponerse. Herodes ha oído hablar de Jesús y se cuestiona en su interior quién será este nuevo líder del que hablan las multitudes. Reflejando las opiniones que le llegan, se inquieta al saber que podría ser un nuevo Juan el Bautista a quien él había mandado matar.

Siempre los de arriba están inquietos y preocupados cuando empieza a surgir nueva vida en el pueblo. Herodes quisiera conocer a Jesús, pero no parece que sea con un corazón dispuesto, sino previniendo los peligros que pudiera suscitar un agitador.

Jesús, ya ha asumido la misma misión que tenían los profetas: transmite la Palabra de Dios haciéndola resaltar en cada una de las curaciones y de sus milagros, y empieza a surgir muy fuerte la pregunta: ¿Quién es este Jesús?

Los cercanos creían conocerlo, pero Jesús les manifestará pronto que se han equivocado en su apreciación. Los lejanos y poderosos tienen curiosidad, pero más parecería miedo. ¿Y nosotros qué pensamos? ¿Quién es este Jesús? ¿Qué significa para nuestra vida?

Lo conocemos desde pequeños, pero quizás no nos hemos dado la oportunidad de tener un verdadero encuentro con Él, de constatar su pensamiento, de percibir sus ideales, de mirar su forma de enseñar.

No nos quedemos como Herodes que solamente, hasta la hora de la Pasión se volverá a encontrar con Jesús, si no que aprovechemos cada momento e invitémoslo a que también se haga presente en nuestras vidas, en nuestra casa, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones.

Llevémonos hoy en nuestro corazón esta pregunta: ¿Quién es este Jesús? Es una pregunta que se puede hacer por curiosidad o se puede hacer por seguridad.

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