Lunes de la IV semana de Cuaresma

Jn 4, 43-54

Ya en otras ocasiones hemos dicho que no es lo mismo «creer en Jesús» que «creerle a Jesús». Creerle a Jesús implica aceptar su palabra por ilógica e irracional que ésta pudiera parecer.

El padre de este muchacho le «creyó a Jesús» y se encontró con su hijo sano. Un problema que se extiende en nuestro cristianismo es la falta de congruencia entre nuestra fe y nuestra vida.

Si nosotros preguntamos a nuestro alrededor nos encontraremos, sin mucha sorpresa, que la mayoría son cristianos, es decir hombres y mujeres que creen a Jesús.

Sin embrago con tristeza nos damos cuenta que algunos (que a veces deberíamos de decir: muchos) dan un testimonio de vida bastante lejano a lo que Jesús nos ha enseñado. Ser buen cristiano implica creer en Jesús pero también creerle a Jesús y hacer lo que Él nos pide en el evangelio… tenerlo como verdadero maestro y señor de nuestras vidas. ¿Tú eres de los que simplemente cree en Jesús, o de los que han decidido hacer de su Palabra una norma de vida?

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