Lunes de la XVIII Semana del Tiempo Ordinario

Mt 14, 13-21

Este relato del evangelio está lleno de enseñanzas, sin embargo valdría hoy la pena reflexionar en lo que quizás encontramos al centro de éste, que es: «compartir».

Es interesante cómo los apóstoles dicen: «Lo único que tenemos son cinco panes y dos pescados»… y quizás se podría agregar: «Pero estos son para que nosotros comamos». Jesús nos enseña que es precisamente en el compartir en dónde se puede experimentar la multiplicación.

En un mundo que vive cerrado sobre sí mismo, siempre ávido de atesorar, que importante es el poder experimentar que en el compartir está la felicidad y la paz del corazón. Es la experiencia que libera profundamente al hombre y lo hace ser auténtico ciudadano del Reino. Es precisamente cuando compartimos, cuando somos capaces de romper nuestro egoísmo, y compartir con los demás los dones (materiales y espirituales), cuando podemos decir con verdad: soy libre.

Las cosas tienden a sujetarnos y llegan hasta hacernos esclavos de ellas. El Ejercicio de compartir nos asegura que la redención de Cristo ha sido operada en nosotros. Contrariamente a lo que se podría pensar, la única forma de ser verdaderamente rico… es compartiendo y compartiéndonos. No dejes pasar este día sin tener esta magnífica experiencia de compartir.

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