
Is 49, 1-6
Nuevamente el Señor nos recuerda que es Él precisamente quien vence nuestras batallas, que en vano nos esforzamos, cuando su poder es el que nos da la victoria.
Y es que Dios nos ha escogido y nos ha llamado a vivir en su plenitud, por ello el gran error del hombre es el querer ser autosuficiente, el buscar la independencia de todo y de todos, incluso del mismo Dios.
Pidamos con frecuencia que precisamente con Dios somos más que vencedores.
Jesús para esto murió y resucitó, para que en Él tengamos la victoria sobre nuestros pecados y debilidades. Aprovechemos esta semana para intensificar nuestra relación con Dios. Conozcámoslo más cada día y no solo de «oídas» sino como una experiencia personal. Preparémonos en estos días santos intensificando nuestra oración, y buscando que la victoria de Dios se manifieste en nuestra caridad para con los demás.
Jn 13, 21-33; 36-38
Jesús sabe que lo van a entregar. Pero Él lo acepta y lo quiere. Aunque Él no quiere que se pierda ninguno de los que eligió. Hasta el último momento quiso salvar a Judas, pero Judas no aceptó el regalo de Cristo.
Al igual que a Judas dio un bocado como símbolo de amistad, así también Cristo a nosotros nos da un bocado, su propio cuerpo en la eucaristía.
Si lo recibimos con el corazón bien dispuesto, el demonio nunca entrará en nosotros, pues Cristo nos protege.
«Lo que vas a hacer hazlo pronto». Es la frase de Jesús que se nos repite día a día: «hoy haz lo que debes, y hazlo pronto» es una llamada a cumplir con nuestro deber, deber de hijos, deber de padre o de madre, deber de estudiante, de médico, de abogado…
«Era de noche». A veces la noche se cierne sobre nosotros, no podemos ver, nos va mal, todo nos sale al revés, pero Cristo nos está esperando también en esos momentos. Cristo no se va, somos nosotros los que nos alejamos de Él, aunque nos espera. Sólo dar un paso atrás, pedir perdón, dar una sonrisa, unas gracias, etc. nos trae otra vez la paz y la cercanía de Cristo.
Donde Él está ya puedo estar yo. Ya nos abrió la puerta, ya nos dio las llaves, ya nos espera. Sólo nos falta caminar hacia Él.