Heb 4, 1-5; 11
Uno de los principales problemas con los que se ha encontrado el hombre en toda su historia, es la «infidelidad».
Por lo general nos es fácil comprometernos, pero luego, con el paso del tiempo, sobre todo cuando el cansancio nos agobia, es fácil retractarnos y olvidar nuestras promesas y compromisos.
Nuestro texto, nos recuerda que esto fue lo que les pasó a los Israelitas, y era, y continúa siendo un riesgo latente para la comunidad cristiana. Por ello se nos invita y exhorta a la fidelidad, de manera que podamos participar del descanso de Dios, que al final de nuestra vida no es otra cosa que el cielo, pero que ya en esta tierra se experimenta como una profunda paz y alegría interior.
El precio de la fidelidad es alto… pero vale la pena pagarlo.
Mc 2, 1-12
Que importante es la fe de los demás, aun para nuestra propia salvación.
En este pasaje nos relata san Marcos que fue precisamente por la fe y la cooperación de los que acompañaban al paralítico (que lo llevaron y luego se ingeniaron para poder presentárselo), que Jesús le perdonó sus pecados y después hasta le dio la salud física.
Cuatro amigos fueron a la casa llevando a un paralítico, pero el gentío les impidió entrar. Entonces llegaron hasta el techo y descolgaron la camilla delante de Jesús. El apostolado es algo parecido: poner a los amigos y conocidos delante de Jesús, a pesar de las dificultades que puedan aparecer. Dejaron al amigo delante de Jesús. Después el Señor hizo el resto, lo realmente importante: curó el alma y el cuerpo del paralítico.
El Evangelio de hoy nos deja una gran enseñanza sobre el apostolado que nosotros debemos hacer. También nosotros encontramos dificultades más o menos grandes. Pero si tenemos el propósito firme de poner a nuestros amigos y conocidos frente al Señor, contaremos con su ayuda para lograrlo.
Tú también puedes ser el instrumento de Dios para que alguno de tus amigos o amigas se acerquen al sacramento de la reconciliación. Algunas personas tienen mucho tiempo sin acercarse pues piensan que saldrán regañadas… y están en un error.
El sacramento de la Reconciliación es el sacramento del amor de Dios. Es el espacio en que nuestro pecado se encuentra con la misericordia de Dios.
Los que llevaban la camilla estaban convencidos que Jesús haría algo por su amigo. Si tú realmente crees esto, ayuda a quien no conoce bien el sacramento y que está esperando oír: Tus pecados te son perdonados.