Viernes de la V semana de Pascua

Jn 15, 12-17

El amor cristiano tiene una característica muy particular: ha de ser semejante al de Cristo. Jesús en este evangelio no deja lugar a dudas de cómo ha de ser nuestro amor: «ámense… de la misma manera que yo los he amado». 

Entre las notas que nos pudieran ayudar a entender y a vivir este tipo de amor, te propongo: El amor de Cristo fue un amor solidario. Dejó su trono del cielo para servirnos, para ser uno de nosotros. Renunció a su «dignidad» para ser uno más entre los humanos. 

Fue un amor compasivo. Por ello no podía ver un enfermo, un hambriento, un atormentado sin que Él hiciera algo concreto por éste. No vino solo a darnos órdenes y sermones sino a aplicar su amor y caridad con los más necesitados. 

Fue un amor total y envolvente. Para Jesús no había clases sociales, culturas, buenos o malos, justos o pecadores, romanos o judíos. 

Los amó a todos, los envolvió a todos de manera total. Junto a Él nadie se sentía excluido. 

Si verdaderamente queremos cumplir el mandamiento de Jesús nuestro amor ha de ser también: Solidario, Compasivo, Total y Envolvente.

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