Sábado de la V semana de Cuaresma

Ez 37, 21-28; Jn 11, 45-56

La libertad es un don precioso que el Señor nos ha dado y que El respeta.  Mucha gente abusa de la libertad haciendo el mal; pero Dios no se la quita, sino que utiliza su sabiduría para sacar bien del mal.  Esta es una lección muy importante que encontramos en el evangelio de hoy.

Los jefes de los sacerdotes y los fariseos tenían miedo de que si la gente seguía a Jesús, los romanos vendrían y acabarían con el templo y con todo el país.  Caifás, el sumo sacerdote, utilizando su libertad de decisión, dijo a sus compañeros que la solución más sencilla del problema consistía en matar a Jesús.  Señaló que era más conveniente que un sólo hombre muriera por el pueblo y no que toda la nación pereciera.  A partir de aquel momento, los dirigentes del pueblo tomaron la decisión de matar a Jesús.

Pero lo que Caifás y los otros no imaginaban era que Dios iba a sacar mucho bien de aquellos proyectos malvados e incluso de las palabras de Caifás.  Por supuesto que era mucho mejor que Jesucristo muriera en sacrificio a que toda la humanidad pereciera por el pecado.  El plan de Dios Padre era que la muerte de su Hijo fuera una expiación por nuestros pecados.  Dios permitió que los dirigentes del pueblo pusieran en movimiento todos los sucesos que culminaron en la muerte de Jesús, porque Él sabía que su Hijo aceptaría la muerte sin dudar y voluntariamente por la salvación del mundo.

Nosotros estamos en condiciones de ver de qué manera sacó Dios el bien del malvado complot para matar a Jesús.  En nuestra propia vida y en el momento actual, nos resulta difícil comprender lo que Dios quiere cuando permite el mal.  Sin embargo, en todo momento debemos tener la fe suficiente para admitir que Dios sabe lo que hace.  Su respeto por la libertad humana permite el mal, pero en su sabiduría infinita sabe cómo sacar bien del mal y su amor lo logra.  Quizá pensemos que si nosotros gobernáramos el mundo haríamos las cosas de manera diferente.  Los caminos de Dios no son nuestros caminos, pero sus caminos son óptimos.

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