Lc 11,29-32
¿Cuál es el signo de Jonás? Jesús promete el signo de Jonás. Antes de explicar este signo, reflexiones sobre «el síndrome de Jonás», lo que el profeta tenía en su corazón. Jonás no quería ir a Nínive y huyó a España.
Jonás pensaba que tenía las ideas claras: la doctrina es ésta, se debe creer esto. Si ellos son pecadores, que se las arreglen; ¡yo no tengo que ver! Este es el síndrome de Jonás. Y Jesús lo condena. Por ejemplo, en el capítulo vigésimo tercero de san Mateo los que creen en este síndrome son llamados hipócritas. No quieren la salvación de esa pobre gente.
Dios dice a Jonás: pobre gente, no distinguen la derecha de la izquierda, son ignorantes, pecadores. Pero Jonás continúa insistiendo: ¡ellos quieren justicia! Yo observo todos los mandamientos; ellos que se las arreglen.
He aquí el síndrome de Jonás, que golpea a quienes no tienen el celo por la conversión de la gente, buscan una santidad de tintorería, o sea, toda bella, bien hecha, pero sin el celo que nos lleva a predicar al Señor.
El Señor ante esta generación, enferma del síndrome de Jonás, promete el signo de Jonás. En la otra versión, la de Mateo, se dice: pero Jonás estuvo en la ballena tres noches y tres días…
La referencia es a Jesús en el sepulcro, a su muerte y a su resurrección. Y éste es el signo que Jesús promete: contra la hipocresía, contra esta actitud de religiosidad perfecta, contra esta actitud de un grupo de fariseos.
El signo que Jesús promete es su perdón a través de su muerte y de su resurrección. El signo que Jesús promete es su misericordia, la que ya pedía Dios desde hace tiempo: «misericordia quiero, y no sacrificios».
Así que el verdadero signo de Jonás es aquél que nos da la confianza de estar salvados por la sangre de Cristo.
Hay muchos cristianos que piensan que están salvados sólo por lo que hacen, por sus obras. Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta a ese amor misericordioso que nos salva. Las obras solas, sin este amor misericordioso, no son suficientes.
Por lo tanto el síndrome de Jonás afecta a quienes tienen confianza sólo en su justicia personal, en sus obras. Y cuando Jesús dice «esta generación perversa», se refiere a todos aquellos que tienen en sí el síndrome de Jonás.
Pero hay más: El síndrome de Jonás nos lleva a la hipocresía, a esa suficiencia que creemos alcanzar porque somos cristianos limpios, perfectos, porque realizamos estas obras, observamos los mandamientos, todo. Una grave enfermedad, el síndrome de Jonás.
Mientras que el signo de Jonás es la misericordia de Dios en Jesucristo muerto y resucitado por nosotros, por nuestra salvación.