Jn 6,1-15
Jesús se conmovió al ver a la multitud que estaba extenuada y hambrienta, salió a su encuentro para socorrerla. No solamente se preocupó de los que le seguían, sino que deseaba que sus discípulos se comprometieran en auxiliar al pueblo, mandándoles: «denles ustedes de comer».
La bendición de Jesús sobre los cinco panes y los dos peces anuncia de antemano la eucaristía de la que el cristiano se alimenta y de la que saca fuerzas para la vida.
La eucaristía nos va transformando en cuerpo de cristo y en alimento para nuestros hermanos. Jesús desea que su alimento llegue a todos y que sus discípulos, que somos nosotros, sean los que lo entreguen a los demás.
Jesús nos ha enseñado el camino a seguir y nos manda que seamos nosotros quienes lo llevemos a los demás, a ÉL, que es alimento que sacia y da vida, crea unidad y comunión.