Jueves de la V Semana de Pascua

Jn 15,9-11

Uno de los conceptos que tendríamos que cambiar en nuestra vida es el que los mandamientos que Dios nos ha dado limitan y coartan nuestra libertad.

En el pasaje que hemos leído hoy, escuchamos como Jesús dice: «Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría de plena». Es decir la alegría y la felicidad plena la podemos alcanzar solo si cumplimos los mandamientos.

Y es que los mandamientos nos previenen de las consecuencias que el pecado trae a nuestra vida, Y así por ejemplo, cuando Dios dice: «no robarás», lo que está buscando es evitar todos los daños que el robar trae para nosotros y para nuestro prójimo.

De tal manera que cuando le hacemos caso y obedecemos sus mandamientos, estamos construyendo nuestra felicidad y nuestra paz interior. De la misma manera que nuestros padres nos cuidan advirtiéndonos de los peligros (advertencias que en ocasiones se convierten en prohibiciones), y con ello nos muestran que nos aman, así Dios también, al habernos dado los Mandamientos, nos ha mostrado que nos ama.

Mostrémosle ahora que nosotros lo amamos, obedeciendo.

29 Visitas totales
19 Visitantes únicos