Mt 18,15-20
En pocas líneas, Jesús presenta tres cuestiones muy importantes. La primera podría llamarse “la defensa de la verdad”, porque es una invitación a todos los cristianos a defender los principios de la moral. Con frecuencia se muestran comportamientos equivocados (por ejemplo, en materia económica, sexual, etc.) y se presentan como si fueran conductas “normales” o “aceptables”. Sin embargo, Jesús nos pide que demos a conocer la verdad, con claridad y respeto, porque nos importan los demás y queremos que también se salven. El Catecismo es una valiosa ayuda para eso, porque nos da los criterios muy precisos.
De acuerdo a este pasaje de la Escritura, no podemos tomar la posición fácil de decir: “Basta con que yo esté bien… que los demás vean como le hacen”. Es obligación del cristiano el ver por el bien espiritual, físico y moral de los hermanos.
No podemos ver que un hermano peca y nosotros quedarnos tan tranquilos, es nuestra obligación cristiana hacerle ver su error. Para hacerlo recordemos la parábola de la basura en el ojo, pues en ella nos recuerda Jesús que la manera de corregir al hermano es siempre con gran amor y con mucho cuidado, como cuando queremos retirar de su ojo una basurita.
Debemos buscar el momento y las palabras adecuadas con el fin de no lastimarlo. Sin embargo debemos ser sinceros y auténticos. El esfuerzo, debe ir hasta hacernos ayudar de toda la comunidad, si fuera necesario.
Recordemos que somos un cuerpo y si un miembro se enferma, se enferma todo el cuerpo. Tampoco se trata de estar buscando todos los pequeños errores de los demás… se trata de las faltas que pueden llevar sea a la perdición de su vida o a pecados más graves, a faltas morales que distan mucho de la vida cristiana.
Por otro lado es la invitación a ser receptivos a la corrección de nuestros hermanos. Dios nos ama como somos, pero rechaza la idea de dejarnos en estas condiciones. Él quiere que seamos exactamente como Jesús.