Lc 21, 12-19
¿Es difícil y peligroso vivir el evangelio? El Papa Francisco nos invita y nos pone como ejemplo a grandes mártires actuales que como consecuencia de vivir el Evangelio han sido martirizados.
Hay quienes se acercan ingenuamente al Evangelio y también hay quienes prometen un Evangelio de pura felicidad.
El pasaje del evangelio de este día nos muestra cómo si se vive radicalmente el seguimiento de Jesús, y que si lo hacemos así, tendremos consecuencias frente a una sociedad que pone sus esperanzas en el poder personal, más que en la comunidad y en la fraternidad.
No es raro que quienes buscan la defensa de los más pobres, de la naturaleza y que quieren construir un mundo al estilo de Jesús, tengan que sufrir las consecuencias de persecución, de agresiones y de descalificaciones.
Jesús es la mejor muestra de cómo se vive el Evangelio. Pasó haciendo el bien, curando a los enfermos, defendiendo la verdad y sin embargo, tuvo muchos enemigos que estaban atentos para atacarlo, difamarlo y desprestigiarlo. A nosotros, quizás, también nos pueda pasar lo mismo, pero debemos tener muy claro que cuando nos suceda esto, sea por defender la verdad y la justicia y que no vaya a ser un justo reclamo a nuestras incongruencias y a nuestros errores, Cristo promete su presencia para todo aquel que sigue su camino. Nos asegura que no debemos tener miedo y que Él hablará por nosotros.
Estamos viviendo una situación extrema de violencia, de corrupción y de mentira. Muchas veces pensamos que escondiéndonos y no participando, al menos no tendremos problemas, pero entonces estamos dejando que el mal crezca y somos responsables de que la injusticia se vaya extendiendo.
Que al escuchar estas palabras de Jesús nos despierte de nuestros letargos y nuestros miedos y nos anime a buscar medidas que detengan esta ola de corrupción. Es cierto que nos sentimos pequeños e impotentes, pero recordemos que Cristo está presente, camina con nosotros, lucha con nosotros y nos dará las palabras necesarias para defender firmemente su verdad.