Miércoles de la VI semana de Pascua

Jn 16,12-15 

El hombre de nuestros tiempos, ¿será menos religioso que antiguamente? Encontramos con frecuencia afirmaciones que nos aseguran que el hombre actual se ha alejado de supersticiones y que considera la fe como un atraso y ataduras que no permiten avanzar. Pero si escuchamos con atención sus objeciones y sus dudas comprenderemos que lo que ellos consideran religión o Dios, dista mucho de ser el verdadero Dios que ha proclamado y manifestado Jesús y que los valores que proclaman como la verdad, la fraternidad, la justicia son propiamente los valores del Reino. 

Quizás tendríamos que decirles, a quién con sincero corazón busca la verdad y la justicia, que precisamente Jesús tiene como principales enseñanzas esa misma verdad y esa misma justicia. Quizás hoy tendríamos que afirmar, cómo San Pablo, que Jesús ha manifestado el rostro de Dios muy cercano al hombre, que lejos de alienarlo o despojarlo, lo llena de plenitud y de sentido. 

En el mundo que se dice ateo y materialista, el hombre suspira y busca la verdad que lo fortalezca y que alimente su espíritu. No puede llenarse de materialismo y egoísmo, su misma naturaleza le lleva a descubrir algo, a alguien superior que le dé sentido a su existencia. Muchos lo busca en meditaciones, en ejercicios psicológicos, en terapias, pero mientras no descubran a Dios como alguien cercano que se deja encontrar seguirán con esa ansia y sed de Dios. 

Jesús se hace rostro de ese Dios Creador del que habla San Pablo; Jesús se hace diálogo y palabra para que nosotros podamos conversar y comunicarnos con Dios.  Jesús es el camino de encuentro entre la humanidad y Dios. 

El pasaje de este día nos muestra a Jesús en su despedida de los discípulos, no como abandono, sino como una señal del destino del hombre. Ofrece la presencia del Espíritu para iluminar nuestras mentes y para que podamos descubrir en medio de nosotros la presencia de Dios Padre. 

No ahoguemos esas ansias de Dios que tiene nuestro corazón, no dejemos oscurecer vidas por ambiciones materiales que ocultan la luz de nuestro Dios. 

Hoy aceptemos la propuesta de Jesús y por medio de su Espíritu descubramos a Dios en nuestras vidas. 

¿Cómo vives tú hoy esa presencia de Dios?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *