Mt 10, 34-11; 1
En este pasaje Jesús afirma la superioridad del Reino sobre cualquier otro valor en el mundo incluyendo los más valiosos como puede ser la misma familia.
Debemos notar que el término que utiliza Jesús es un término de relatividad, es decir: «más que», por ello cuando cualquier valor se opone al Reino éste debe ser tenido por menos. Y es que la realidad y los valores del Reino, como lo ha hecho ver Jesús, muchas veces son diversos e incluso contrarios a los del Reino lo que crea es una rivalidad de parte del mundo contra el cristiano.
La misma familia no está exenta de esta realidad. Es la invitación clara de Jesús de llevar nuestra vida cristiana hasta las últimas consecuencias. Esta no es fácil, por ello dice: «el que no toma su cruz y me sigue», pues, si es difícil el ser rechazado por el mundo, lo es mucho más el serlo por la misma familia…
No se trata de rechazar, ni al mundo, ni a la familia, ni a los amigos, se trata de amar por sobre todas las cosas a Jesús y la vida evangélica y de hacer una opción radical que nos lleve a transparentar a Jesús. Es una opción de fidelidad total.