Lunes de la XVI semana del Tiempo Ordinario

Mt 12, 38-42

Hoy en día todavía nuestra generación busca de Jesús una señal prodigiosa para creer: «Señor sana a mi hijo»; «Señor, que consiga un buen trabajo»; «Señor,…».

Lo triste del asunto es que después de recibir la señal, no bastándonos la prueba y señal de su resurrección, la respuesta de fe de muchos de nuestros cristianos es insignificante.

¿Cuántas veces hemos recibido lo que hemos pedido? Y ¿cómo ha sido nuestra respuesta después de haberlo recibido? Después de que Jesús nos ha dado la muestra de su amor, la fe no se desarrolla.

Por unas semanas vamos a misa o hacemos algo más de lo que hacíamos, pero rápidamente se nos olvida y la conversión no crece, no madura.

No seamos de los que buscan a Jesús por sus milagros y las muestras de su amor, sino más bien de los que buscan al Señor de los milagros para rendirle nuestro amor.

Estamos llamados a corresponderle por amor a Dios, por todo el amor que Él nos ha demostrado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *