Viernes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario

Mt 9, 9-13

Si el evangelio no ha penetrado los medios más difíciles de nuestra sociedad, pudiera ser porque en muchos hermanos aún permanece la conciencia farisaica de no juntarse con los pecadores, con aquellos a los que, por sus múltiples pecados, no son dignos de Dios.

Este pasaje, y en general todo el Evangelio, nos muestra que precisamente éstos son el objeto de la evangelización. Ciertamente que no es fácil esta tarea pues exige departe del evangelizador una conciencia pura y una espiritualidad centrada en Dios, de tal manera que pueda ser luz en las tinieblas.

De otra manera las tinieblas pueden opacar, e incluso, apagar su Luz. Por otro lado, Jesús, nos invita a recibir con gran amor y misericordia a aquellos que a pesar de sus limitaciones en la conversión, están buscando llevar una mejor relación con Dios.

Recordemos que la conversión es un proceso y un camino; hay algunos hermanos que van más adelante y otros más atrás. Recuerda que si tú eres de los que vas adelante no eres mejor que el que va atrás, y que con la medida (misericordia) que midas, con esa misma serás medido. Abre tu corazón a los pobres, a los pecadores, de la misma manera que a los que están buscando amar más a Dios, pero que se debaten aun en el pecado.