Lunes de la XXXIV Semana Ordinaria

Dn 1,1-6.8-20

Uno de los temas recurrentes al terminar el ciclo litúrgico es el de la Fidelidad.

En este pasaje hemos visto la fidelidad y sobre todo la confianza de Daniel y sus compañeros que ponen a prueba el poder de Dios. Ellos saben que por ellos mismos no podrían mantenerse fieles, por ello ponen como garante de su fe a Dios.

Dios hará lo necesario para que la decisión que han tomado de no abandonar el cumplimiento de la Ley, pueda ser realizada. En medio de nuestro mundo, en el que nos encontramos todos los días rodeados de un sin fin de tentaciones que nos invitan a la mediocridad y a la tibieza en la fe, es necesario que así como lo hicieron estos jóvenes, nosotros también tomemos la decisión de ser fieles al evangelio. Dios, en su infinito poder, hará todo lo necesario para que esta decisión pueda ser vivida.

Pon en tu corazón la firme decisión de permanecer fiel y de servir a Dios con toda tu vida, y veras obrar en ti su poder y su amor.

Lc 21,1-4

Hay una canción que dice: – El tiempo que te quede libre
dedícalo a mí -. Esta canción ejemplifica lo que significa: «No te amo».

El dar solo lo que sobra, es una verdadera muestra de «no-amor» hacia cualquiera.

Creo que la persona que ama no solo da de lo que tiene sino que busca que eso que dará sea lo mejor, pues a quien lo dará es a la persona amada.

Pensemos y apliquemos este pensamiento, a las personas que tenemos cerca, a nuestros padres, a la esposa(o), novio(a) y al mismo Dios. ¿Les damos lo mejor de nosotros o solo «lo que nos sobra»? Si quieres saber a quién verdaderamente amas, solo piensa, para quién siempre tienes tiempo, a quién le das lo mejor de ti… ahí habrás encontrado la respuesta. Es triste que muchos de nosotros, para Dios solo tengamos las sobras.

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