Viernes de la XXIV Semana Ordinaria

Lc 8, 1-3

Qué bonita la mirada, la contemplación y la invitación que nos hace este evangelio.

Una maravillosa invitación a caminar juntos con Jesús de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo para predicar la buena noticia, la alegría que el reino de Dios está entre nosotros.

Y lo mejor descubrir cómo Jesús sin discriminar a la mujer la une a los doce apóstoles para llevar juntos la Palabra de Dios.

Jesús no deja en un segundo plano a la mujer, ya vemos como María Magdalena tiene la primicia en el anuncio a los apóstoles de que Jesús al resucitado. Tenemos también a Juana mujer de Cuso, que llena de alegría a congela Madre de Jesús en su casa y a María de Alfeo. Esta la valentía de Susana que prefiere morir antes que pecar y negar su amor por Cristo. Y otras muchas mujeres discípulas de Jesús, que gozaban de buena posición y le siguen ayudándole económica y materialmente.

La palabra de Dios se hace inmensa en su grandeza, es un regalo que se nos da para hacerla vida y Verdad.

Quizá a veces se nos pueda hacer difícil de comprender la palabra de Jesús, el mensaje que nos quiere transmitir pero es una inmensa riqueza poder alimentarte de la contemplación, profundización y mensaje que otros predicadores nos regalan, dándonos una luz nueva a la Palabra de Jesús.

Jesús con su Palabra nos acompañará para ir caminando juntos y predicar, trasmitir, compartir, contagiar la alegría de la vida.