Sábado de la V Semana de Pascua

Hch 16, 1-10

Pablo y Bernabé, dos santos y grandes misioneros, eran de carácter distinto y tenían visiones y apreciaciones un tanto diferentes en cuanto al rigor con que debían proceder. Son coincidentes en el mensaje y en la entrega, pero difieren mucho entre sí, y no resisten el trabajo en común por tiempo indefinido.

Quiere decirse que en la vida apostólica conviene, en ocasiones, no estabilizarse en el grupo sino renovar equipos. Lección que no debemos olvidar. Somos peregrinos en la tierra.

“Pablo, ven a Macedonia y ayúdanos” Con esas palabras se pone hoy en primer plano de la celebración la llamada del Señor a la evangelización y el esfuerzo que ella comporta.

La voz misteriosa que convoca a Pablo y Silas con urgencia evangélica es la misma voz que debe acuciar a todas las conciencias cristianas para que no duerman en su fe, ni flojear en su caridad, ni aminoren su tensión de santa esperanza.

También a nosotros, en el siglo XXI, nos está urgiendo el Espíritu a que demos testimonio de la fe y anunciemos la Buena Noticia de Jesús, fuente de salvación.

Jn 15, 18-21

El evangelio de hoy, de san Juan nos habla de las relaciones del creyente con el mundo.

El “mundo” para Juan es, en este texto, el ambiente que rechaza a Jesús, no el conjunto de los seres creados o la sociedad sin más.

El discípulo de Jesús, que vive, como todos, en la sociedad, no participa, sin embargo, de este “mundo” que se rige por criterios contrarios a Jesús y su evangelio. En este sentido, el discípulo es un “separado”.

Si Jesús fue perseguido por este “mundo”, sus discípulos correrán la misma suerte: No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán.

Hay una “persecución contra la Iglesia” que es fruto de nuestra incoherencia, de nuestro pecado, o de nuestra incapacidad para conectar con el mundo de hoy.

Pero hay otro tipo de persecución que se deriva del choque del evangelio con muchos de los criterios que hoy son vigentes. Esta segunda es un claro signo de autenticidad. Existirá siempre. Tenemos que estar preparados para afrontarla.