Jueves de la II Semana Ordinaria

Heb 7, 26—8, 6

El autor de la carta busca crear en el pueblo cristiano una infinita confianza en el amor de Dios, que por Jesucristo, nos ha dado la salvación y la vida eterna.

Sobre todo porque, como Él mismo prometió antes de subir al cielo, no nos abandona, sino que permanece entre nosotros, y en el cielo, continua su función de «intercesor», de mediador entre el Padre y nosotros y además es el realizador de una alianza que no está basada en ofrendas materiales sino en el ofrecimiento de sí mismo… por ello, como dice el autor; esta alianza contiene mejores promesas.

Dios no solo nos promete una relación íntima y personal con nosotros, sino que nos ha prometido, llevarnos al cielo, a vivir con Él… a ser parte de su familia y a compartir con nosotros la alegría celestial.

Es en esto en lo que el cristiano cree, esta es su esperanza. Por ello podemos decir con Pablo: Gracias sean dadas a Dios por que en Cristo nos ha llamado a participar de su herencia. ¿Te habías dado cuenta de todo lo que contiene nuestra vida y relación con Cristo?

Mc 3, 7-12

El pasaje que nos presenta hoy san Marcos nos dice que: «Una multitud lo seguía». Y nos aclara que lo seguían «porque había sanado a muchos» por lo que todos querían tocarlo.

Sin embargo, ¿cuántos de esta multitud estaban dispuestos a vivir de acuerdo con la enseñanza del Maestro, a vivir de acuerdo con el Evangelio? ¿Cuántos de los que fueron sanados y liberados de espíritus inmundos, ya una vez libres de sus males, continuaron viviendo según el estilo de vida propuesto por Jesús?

Al parecer pocos, pues en la escena del juicio de Jesús no hubo nadie que dijera nada en su favor.

Es triste que todavía entre nosotros los cristianos se repita la misma historia, que la gente continúe buscando los milagros del Señor, en lugar de buscar al Señor de los milagros.

Es lamentable que muchas personas, una vez que han recibido la gracia que tanto necesitaban, no vuelvan a acordarse del Señor, sino hasta que una nueva necesidad aparezca en el horizonte de su vida.

¿Tú estás buscando que Jesús resuelva tu vida, o de vivir de acuerdo con el evangelio de Jesús?