Jueves de la Octava de Pascua

Hech 3, 11-26

El milagro realizado, le da ahora la oportunidad a Pedro de explicar el mensaje de la salvación a todos los que se acercan por curiosidad a él. La curación del paralítico es el signo de lo que Jesús quiere y puede hacer con todos aquellos que tienen fe en su resurrección. Jesús quiere que todos caminemos, que seamos totalmente renovados por la fuerza de su Espíritu.

Ha venido para traernos una vida nueva, como la que ahora se manifiesta en el paralítico. Ya no pedirá más limosnas, ahora se ha integrado al grupo de testigos de Cristo. Tú y yo somos llamados a manifestar, como el paralítico, que el Nombre de Jesús tiene poder, que por su amor tenemos una vida nueva llena de paz y alegría; pero al mismo tiempo, como Pedro, debemos aprovechar toda oportunidad para que los demás conozcan acerca de este Nombre poderoso que es capaz de transformar la vida del hombre.

Lc 24, 35-48

El Señor, por su muerte, ha abierto a la humanidad las puertas del cielo. Nosotros ya conocemos el camino: es Cristo. Ahora debemos guiar a los demás por la senda de la salvación; Cristo es la resurrección y la vida.

La evangelización del mundo está basada en el testimonio. Jesús les dice a los que lo vieron, a los que comieron con Él: «Ustedes son testigos de estas cosas». Ciertamente nosotros no somos testigos oculares de la resurrección de Jesús, nosotros aceptamos el testimonio de la Iglesia y de la Escritura y creemos en estos fieles testigos.

Sin embargo, Jesús se sigue presentando en nuestras asambleas litúrgicas, en nuestra misma oración personal para, de una manera misteriosa, asegurarnos, por medio de la fe, que está vivo. Por ello, nosotros también estamos unidos a la obra de la evangelización. Nuestra evangelización será tan poderosa y convincente como nuestra experiencia de Jesús resucitado.

Hemos vivido en estos últimos días una fuerte experiencia del amor de Dios, al celebrar una vez más los misterios de la resurrección de Cristo, ¿Podríamos decir que nuestra experiencia de Dios es más fuerte que el año anterior? Si alguien te preguntara sobre Jesús y tu relación con Él, ¿tendrías una experiencia en tu propia vida que testificara tu fe en Jesús?

La Pascua es esencialmente un tiempo maravilloso para tener un encuentro personal con Cristo que sea capaz de cambiar nuestra vida y convertirnos en sus testigos. Abre bien tus ojos y oídos…Cristo está vivo…

Déjalo vivir en ti, deja que su amor se trasparente a todos los que te rodean.