Lunes de la XX Semana Ordinaria

Mt 19, 16-22

El Evangelio de Mateo nos presenta a “alguien” que se acerca a Jesús con una inquietud: “conseguir la vida eterna”. Inquietud buena, que expresa el deseo de vivir según el proyecto de Dios, de vivir el bien para sí y para las personas con las que se encuentre a lo largo de la vida… esta persona acude a Jesús porque considera que Él le puede ayudar en el objetivo que ha trazado para su vida, objetivo que ya busca e intenta vivir, por eso la respuesta que Jesús le ofrece le queda “pequeña”: “todo eso lo he guardado, ¿qué más me falta?”.

Percibir que ya se encuentra en el camino, que Jesús no le presenta ninguna novedad y comprobar que en su corazón existe una inquietud mayor, probablemente le lanza a buscar qué más le falta. Y aquí, Jesús no se queda corto: le desafía a lo más radical, a renunciar a lo que tiene, a dárselo a los más necesitados y a seguirle.

Hay muchas maneras de vivir la fe y de seguir a Jesús. Todas ellas válidas e igual de importantes. El texto del Evangelio nos presenta hoy una inquietud, una llamada y una respuesta. ¿Sientes en tu interior que ya vives la propuesta evangélica y que en tu interior te continúas sintiendo desafiado, desafiada a “algo más”? Probablemente, a través de esa inquietud el Señor te está proponiendo un salto de esos que llaman en el circo de salto mortal, pero en el que nadie se muere gracias a la entrega y dedicación del trapecista, gracias a la colaboración de todas las personas que están con el trapecista y le ayudan a que sea realidad el “salto mortal”, gracias a la comunidad del circo que arropa y protege, pero que también lanza a proezas no pensadas.

El texto del Evangelio nos presenta una inquietud, una propuesta y una respuesta. Parece que nuestro corazón espera otro final, que ante la experiencia de lo que queda pequeño y la búsqueda de algo más, la respuesta debía ser un sí, un lanzarse a lo nuevo, al “salto mortal”, a dejar todo y darlo a quien necesita y a seguir al Señor con radicalidad… Pero a veces el miedo o la necesidad de seguridades o… nuestra propia fragilidad como personas humanas nos echan atrás… El Evangelio nos dice que “al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido porque tenía muchos bienes”. Los bienes pueden ser materiales, pero también a muchos otros niveles.

Este texto, llamado comúnmente como “el joven rico” es uno de los textos bíblicos que desafía a buscar “algo más” a muchas personas, aunque su historia no acabe con “el final feliz” que nos gustaría. En realidad, es una provocación para no quedarnos en lo que ya hacemos y está bien, sino a responder a la inquietud que nos habita, a lanzarnos al “salto mortal” sea cual sea la propia vocación.

Y si tú, que estás leyendo esta reflexión, eres joven y sientes que quieres “algo más”, te animo a que busques y experimentes…si no lo experimentas, probablemente no sabrás si es o no la respuesta a tu inquietud.  Y sea cual sea tu inquietud, decirte que Él siempre es fiel y camina con nosotros, nunca nos deja solos y mucho menos si nos disponemos a que el “salto mortal” configure nuestras vidas.