Apoc 5, 1-10
La visión que nos presenta hoy san Juan es la del libro de la historia del mundo, de sus orígenes, de la salvación, el tiempo todo, es presentado como un rollo escrito por las dos caras y sellado con 7 sellos. Sólo Dios lo conoce, la capacidad humana no puede penetrar.
Sólo Dios puede revelarlo y sólo Jesús, la revelación suprema del Padre, puede romper los sellos. Es Cristo paciente que sufre la muerte, el cordero inmolado, imagen de debilidad y muerte, pero al mismo tiempo imagen de fuerza –siete cuernos- y de sabiduría -siete ojos- .Pero es también el glorioso: «ha vencido el León de la tribu de Judá, el Descendiente de David».
Y oímos el «canto nuevo»: «con tu sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y naciones, y con ellos has constituido un reino de sacerdotes que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra».
Lc 19, 41-44
El Señor en su subida a Jerusalén, hemos escuchado sus palabras y admirado sus maravillas, de Jericó a Jerusalén, camino que consta de unos 20 Km. de cuesta. Jesús mismo organizó su entrada entre las aclamaciones de la gente. Ya está en el monte de los Olivos, desde ahí se domina toda la ciudad de Jerusalén, las murallas, las edificaciones entre las que destaca el templo, el signo de la fe, del culto, de la identidad nacional. La gente canta el salmo 21: «que alegría cuando me dijeron… ya están pisando nuestros pies tus umbrales…. haya paz a en tus muros y tus palacios…. diré: la paz contigo…».
«¡Si en este día tú comprendieras lo que puede conducirte a la paz…!» Jesús llora ante la futura destrucción de su pueblo.
Hay en la ladera del monte de los Olivos una capilla que se llama «Dominus flevit», el Señor lloró. Un gran ventanal enmarca la vista de la ciudad; en la base del altar está un mosaico con una figura de una gallina cobijando sus pollitos. Expresa gráficamente unas palabras del Señor en el mismo evangelio de Lucas (13, 34-35): «Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos…»
«Si este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz», es la última oportunidad… «No aprovechaste la oportunidad que Dios te daba». Los misterios de la libertad humana…
Aprovechemos esta oportunidad.