Jueves de la VII Semana de Pascua

Hch 22, 30; 23, 6-11

Ya Jesús había anunciado en el momento de la Ascensión, que el evangelio habría de ser anunciado a todo el mundo. Pablo, que ha sido llamado por el Señor a ser su testigo, tendrá ahora que ir hasta la cuna del Imperio para ahí, delante del emperador, dar testimonio de Jesús.

Es importante en este pasaje el darnos cuenta, que si en principio Pablo evangelizaba por iniciativa propia e iba a donde él quería, ahora es el mismo Señor, quien valiéndose de las circunstancias, lo envía a Roma.

Pensemos cuántas veces, Dios nos envía a diferentes ciudades, trabajos, ambientes y nos desestabiliza, para con ello llevarnos a una nueva oportunidad de predicar y de ser sus testigos. Lo que muchas veces consideramos una «tragedia» o una situación desagradable, puede ser o convertirse en la ocasión que Dios nos propone para que nuestro testimonio se haga visible y de esta manera atraer hacia Él a otras personas, que de otra manera posiblemente nunca lo hubieran conocido.

Sepamos descubrir en todo incidente la mano amorosa de Dios que nos invita a ser sus testigos, hasta los últimos confines del mundo.

Jn 17, 20-26

Nos gustan los «tiangis». Es fácil encontrar de todo y más barato. Pero, curiosamente, somos compradores exigentes. Sometemos a múltiples exámenes los artículos que nos ofrecen. Buscamos el holograma que me asegure que estos lentes son auténticos «Ray Ban» o que este reloj tan llamativo sea «Casio» original, con banco de datos y calculadora para los exámenes…

Y si nos gusta poseer cosas auténticas, más nos agrada encontrar la autenticidad encarnada en las personas con quienes convivimos. No nos gustan las hipocresías, ni los dobleces y las mentiras.

Lo que no es auténtico no convence, ni da pruebas de garantía o confianza. Por eso Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por dos características inequívocas: la unidad y el amor.

Con estos dos rasgos es fácil discernir quién sí es de Cristo, y quien, por el contrario no lo es. ¿Eres verdadero cristiano? Será porque vives el amor y tratas de crear a tu alrededor un ambiente de unidad, a pesar de las diferencias que todos tenemos. Si no… lo serás sólo de nombre. Pero no te preocupes, que para eso se adelantó Jesús rogando por ti.

Pídele que te ayude, para que seas un cristiano auténtico según su corazón y no sólo de etiqueta.