Jueves de la XXII Semana Ordinaria

Lc 5, 1-11

El evangelista san Lucas en este pasaje nos relata la llamada de Jesús a Pedro, a Santiago y Juan a seguirle. 

Jesús, que además de ser hombre es Dios, aprovecha su poder de hacer milagros, en este caso ayudando a estos experimentados pescadores a realizar una pesca especial, para pedirles que le sigan. Pedro y los dos hijos del Zebedeo, caen en la cuenta de que están ante una persona especial “y ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”.

Se puede afirmar que a todos a los que a lo largo de la historia nos ha seducido Jesús para seguirle, nos ha sucedido, salvando las situaciones personales, lo mismo que a estos tres apóstoles. Él ha salido a nuestro encuentro, y de una y mil maneras, nos ha asombrado y se ha atrevido a llamarnos a su seguimiento después de convencernos de que nos amaba hasta el extremo, de que era el Mesías, el Hijo de Dios, el que tiene palabras de vida y de vida eterna.