
Hech 13, 26-33
Cuando el corazón está lleno del amor de Dios no puede hacer otra cosa que amar e invitar a conocer el amor de Dios por medio del anuncio de la Buena noticia del Evangelio.
Pablo, enamorado y seducido por este amor, no cesa de invitar a todo mundo a conocer y participar de la vida en el Espíritu la cual se ha hecho una realidad por la resurrección de Jesucristo y el envío del Espíritu Santo.
Tú también puedes con tu vida, con tus actitudes, con tu amor, ser una invitación abierta y constante para que los que viven a tu lado participen y disfruten también del cielo, no solo al final de su vida, sino incluso ya desde ahora (si bien no es en la plenitud que tendremos en la eternidad, si poseemos ya las primicias de éste). Conviértete tú también en un testigo de Jesús en tu comunidad.
Jn 14, 1-6
Cuando alguien ama a una persona y la ve en problemas, lo primero que le viene a la mente es: «no te preocupes, yo te ayudaré» ¿Cuánta alegría siente el corazón, al escuchar estas palabras? Mucha paz da que el hombre sienta el apoyo de aquel que ama, además porque se nos presenta como una ayuda querida.
Esto es lo mismo que Cristo ha visto en sus discípulos. «No pierdan la paz», les ha dicho y continúa diciéndonoslo a nosotros cada día. Él es la Paz, la Bondad, la Felicidad. Él nos dará los consuelos necesarios en los momentos de mayores dificultades en nuestra vida.
Cristo quiere que le pidamos la gracia de la paz del alma, de la tranquilidad de la vida, de la sencillez con la que viven los niños, despreocupados de todo, metidos sólo en lo que están haciendo en ese momento. Las dificultades se presentarán, pero si tenemos a Cristo, que es la Paz, será más fácil sobrellevarlas.
El camino para llegar al cielo es una vida vivida en Jesús, con Jesús, de acuerdo a Jesús, para Jesús, desde Jesús. San Pablo lo resume en: Es vivir en Cristo, de manera que ya no soy yo sino que es Cristo quien vive en mí. Es un proceso de despojarse del hombre viejo, del hombre que quiere vivir en sí mismo, para sí mismo y desde su propio egoísmo. El camino es revestirnos de Jesús, buscar como lo dice Pablo: Tener las mismas actitudes de Él, que siendo Dios se rebajó hasta hacerse semejante a nosotros. Pedro en su carta nos invita a «seguir las huellas de nuestro pastor». Si verdaderamente queremos llegar un día a habitar el lugar preparado por Jesús para cada uno de nosotros… ya sabemos cual es el camino.
Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama, y lo cuida en todo momento.